"Sí" y "sí, señoría". Fueron las únicas palabras que el presidente de Habitat, Bruno Figueras, pronunció ayer desde el banquillo de los acusados. Figueras aceptó la condena a un año de cárcel por el accidente laboral que, en 2006, mató a cinco obreros en Barcelona. El empresario dimitirá de su cargo en los próximos días para cumplir la sentencia en su integridad: durante un año, no podrá dirigir ninguna compañía ligada al sector inmobiliario.
Figueras eludirá la prisión porque carece de antecedentes y la pena no excede de los dos años. Pero la sentencia, por la que también han sido condenados el director general de la compañía, Fernando Cirera, y otras cuatro personas, implica el reconocimiento de que Figueras es autor de un delito contra los derechos de los trabajadores y, por tanto, "incumplió sus obligaciones" como contratista de la obra que costó la vida a los operarios.
Las víctimas mortales del siniestro -Isaac Casero, Francisco Javier Cortel, Imitaz Ahmed, Abdul Qadder y Amjad Ali- construían una canalización para dar servicio a un bloque de oficinas de Habitat. Los trabajadores estaban dentro de una zanja cuando un muro de seis metros de altura les sepultó. La pared no estaba apuntalada. Figueras y Cirera, máximos responsables del grupo inmobiliario, "ni realizaron ni encargaron" el preceptivo estudio de seguridad. Tampoco nombraron a un encargado para supervisar la obra. Sus omisiones pusieron "en riesgo" a los obreros.
El accidente, ocurrido en el moderno distrito 22@, puso de relieve la cadena de subcontrataciones en obras y marcó un hito en la lucha contra la siniestralidad laboral. Además, ha llevado ante la justicia al dueño de una inmobiliaria por un accidente grave. Figueras, que ha desembolsado 2,6 millones a las familias de las víctimas para evitar el juicio, ostentaba en aquella época cargos directivos en salones internacionales, como Construmat, y en la patronal del sector.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de noviembre de 2011