Acabar con el botellón es uno de los principales objetivos del gobierno municipal de Santiago. Desde hace dos meses agentes de la Policía Local vestidos de paisano se infiltran entre los jóvenes que beben en la calle para imponer duras sanciones. En los casos más graves la cuantía de las multas llega a los 750 euros. Según la concejala de Familia y Benestar Social, Paula Prado, con esta medida buscan concienciar a los jóvenes y hacer frente a un problema importante que preocupa y molesta a los santiagueses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de noviembre de 2011