En los últimos meses son frecuentes las quejas que exponen algunos lectores en las que de manera más o menos airada se urge a la reforma de la Ley Electoral. El argumentario es recurrente: resulta intolerable que formaciones como UPyD o IU necesiten cientos de miles de votos para obtener escaño mientras que los nacionalistas de CiU o PNV se los llevan casi regalados. En mi opinión, tales opiniones pecan de esquemáticas y/o sesgadas, como puede deducirse fácilmente si se lee con atención la información de Joaquín Prieto publicada en EL PAÍS el 2 de noviembre, ¿Nos representan bien... o no? Es evidente que existe una fijación -cuando no un prejuicio- al señalar como los grandes beneficiarios del sistema actual a los partidos nacionalistas aludidos. No lo son. Los grandes beneficiados son los dos partidos mayoritarios.
El bipartidismo es en el fondo -y en la forma- el sistema anhelado por ambos. Si se consultan los datos de las anteriores elecciones generales, un diputado de CiU requiere como mínimo 40.000 o 50.000 votos (eso en las circunscripciones con menor población, en la de Barcelona se aproxima a 80.000). En cualquier caso, un número de votos muy superior a los votos que necesitan PSOE o PP para obtener representación en las provincias con censo más reducido.
Incluso en valores promedio, un diputado de CiU "costó" en las últimas elecciones aproximadamente 11.000 votos más que uno de PP o PSOE. Por otra parte, nunca se incluye en dichas quejas el hecho de que otros partidos nacionalistas como BNG o ERC requieren 100.000 votos en promedio por cada diputado. Los números son muy sufridos y presentarlos de forma parcial o fragmentada induce a error. La Ley Electoral que tenemos es sin duda manifiestamente mejorable. Ampliar el número de diputados, suprimir el porcentaje de corte para obtener escaño, etcétera, son algunas de las soluciones que se ha propuesto. En cualquier caso, cuando se critique que se haga con conocimiento de causa y de manera reflexiva. De lo contrario, es posible que a más de uno se le indigestarán los resultados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de noviembre de 2011