En el Empordà, con gran presencia de pinos piñoneros, los recolectores no han tenido casi trabajo esta temporada. Los pinos no tienen piñas. Han desaparecido del paisaje los temporeros que cada año por estas fechas recorrían los bosques y recogían las piñas para luego venderlas al kilo. El descenso progresivo de piñas en los tres últimos años preocupa a la Generalitat, que en un principio lo atribuyó a la sequía, pero ahora cree que parte de la culpa es de un insecto originario de EE UU que se alimenta de la savia de piñas y piñones tiernos. Se llama leptoglossus occidentalis y no mide más de dos centímetros.
"A partir de 2008 el rendimiento de las piñas y la producción cayeron en picado", afirma Mariano Rojo, técnico de control de plagas del Departamento de Agricultura. El primer ejemplar del insecto de España apareció bajo unas maderas en Vallbona d'Anoia en 2003. Los agentes rurales del Baix Empordà avisaron a Agricultura en 2009 de que un recolector había encontrado un insecto en Calella de Palafrugell y un particular se había topado con otro en La Fosca (Palamós). Ese mismo año, varias empresas alertaban de que la calidad de las piñas era "mala" y de que su precio había bajado en el mercado de 50 a 36 céntimos el kilo, según recoge la Diputación de Barcelona.
En Cataluña hay unas 40.000 hectáreas de pino piñonero. El leptoglossus se ha extendido ya por amplias zonas de la Península, desde Portugal hasta Alicante y Valencia. La afectación al piñonero, por la actividad económica que genera, es la que más preocupa. En el Baix Empordà, el sector estima que la producción ha bajado "hasta el 90%". La producción anual en la comarca antes rondaba las 1.500 toneladas anuales, según fuentes del sector.
El inicio del descenso en el número de piñas coincidió con el final de una sequía que afectó a los pinos entre 2003 y 2008. "Los factores meteorológicos afectan mucho", explica Rojo. Las piñas tardan tres años en desarrollarse, por lo que la cantidad de lluvias afecta a la producción desde mucho antes de la recolección. Por ello, la Generalitat no descarta que la sequía pueda influir en la caída de la producción. Los técnicos están desconcertados porque creen que no se han encontrado suficientes ejemplares de leptoglossus para justificar una bajada tan brusca en la producción.
La Generalitat ha colocado 10 trampas por toda Cataluña para estudiar al insecto y valorar el daño que ha producido. El objetivo es conocer "la biología del insecto" y "estudiar los sistemas de cría", pero hasta el año que viene los técnicos no contarán con información suficiente para aplicar los métodos de control de la plaga.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de noviembre de 2011