Javier Pradera, en un retrato de 1997 / BERNARDO PÉREZ
El lúcido vigía de la democracia
No resulta fácil destacar cuál de las ocupaciones de Javier Pradera, que ayer murió en su casa de Madrid a los 77 años, fue la más relevante de todas. Estuvo en los disturbios estudiantiles que a mediados de los cincuenta combatieron contra el franquismo. Militó en el Partido Comunista entre 1954 y 1964, y lo abandonó cuando Fernando Claudín y Jorge Semprún fueron expulsados.