Fue un viaje atrás en el tiempo. Cuando doblegó por 6-4 y 7-5 al británico Andy Murray en su debut en la Copa de Maestros, David Ferrer logró una serie de marcas que le llevaron inmediatamente hasta 2007 y su fin de curso mágico aunque le viera perder el encuentro decisivo del torneo, en Shanghái, contra el suizo Roger Federer.
Ayer, ante el número tres mundial, el tenista español firmó su 50ª victoria bajo techo, la primera ante uno de los tres mejores desde aquel éxito en China, y puso fin a una racha de nueve derrotas contra los otros cinco mejores en partidos disputados a tres sets.
El Ferrer de 2011, fiero al resto, se pareció al de 2007, aquel de las derechas endemoniadas, y explicó por qué sus mejores resultados han llegado en pista rápida y no en tierra. "O juegas bien en estas superficies o es imposible ser uno de los diez mejores", analizó tras ver cómo el fisioterapeuta atendía a su rival, dolido en los adductores, lo que pone en duda su continuidad en el torneo.
MÁS INFORMACIÓN
"Me gustan estas pistas", prosiguió; "mis mejores resultados son en ellas. Quizás han llegado porque compito con un juego más recto, más plano, que no es el típico español, liftado, con una pelota con peso. Eso, desde fuera, la gente que no sabe de tenis no lo ve... Pero yo hago mi juego bastante dentro de la pista y por eso la rápida se me da bien. Me proporciona más posibilidades de restar delante".
"Decepcionante", resumió el resultado Murray, que tuvo tres veces un break de ventaja, que solo aprovechó el 51% de los primeros saques y que perdió por primera vez contra el alicantino en seis cruces sobre el cemento. "Ferrer, simplemente, es muy sólido", apuntó.
A los 29 años, Ferrer debe competir entre el 2 y el 4 de diciembre en la final de la Copa Davis, que enfrentará a España y Argentina. "Que no lleguemos a ella cascados mental o físicamente será complicado", ironizó, siempre corajudo, en Londres.
De que la temporada ha sido un martirio para todos dio testimonio el serbio Novak Djokovic. El número uno, dominador absoluto del curso, se presentó a su duelo con el checo Tomas Berdych escondiendo sus debilidades. "Llevo tres días sirviendo al 100%", dijo. Luego, citó a Ferrer para el siguiente partido (ganó por 3-6, 6-3 y 7-6 al número siete) pese a que su hombro derecho, recorrido por esparadrapos azules igual que si fueran cicatrices, le colocó ante el abismo: tras una doble falta, debió remontar un punto de partido.
Todo eso pasó ayer en el Grupo A. Hoy, se sigue discutiendo en el B. Es la Copa de Maestros y de noche llega un pulso que quedará grabado en piedra para el resto de los tiempos: Rafael Nadal asalta (21.00, Canal+ y Teledeporte) el último reino de Federer, al que nunca ha ganado (0-3) bajo techo.
Antes, a las tres de la tarde (Canal+ y Teledeporte), contenderán el francés Jo-Wilfried Tsonga y el estadounidense Mardy Fish.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de noviembre de 2011