Los resultados que presentó ayer Novagalicia Banco son los últimos del plantel directivo que llevó sus riendas hasta septiembre, encabezado por José Luis Pego y Javier García de Paredes. También los últimos de la caja, privatizada ese mes. No son buenos, aunque los números negros se mantienen. El beneficio ha caído a la mitad, 38 millones, tras un fuerte descenso de todos los márgenes de negocio (excepto los ingresos por cobro de comisiones, que se mantienen, y las operaciones financieras, que aportan 149 millones gracias a la venta de participaciones industriales y renta variable). La caja ha concedido 3.300 millones menos en créditos a sus clientes. Los tijeretazos a constructores y promotores se llevan 1.086 millones, otros 882 a grandes empresas y 1.333 millones menos para el resto. Entre enero y septiembre, la entidad sufrió una llamativa caída en sus depósitos de 1.900 millones.
La profundidad de la crisis, la digestión del ladrillo y los costes de la fusión han pasado factura a una entidad que ha cambiado de nombre tres veces (Novacaixagalicia, NCG Banco y ahora Novagalicia Banco). El margen de explotación, el que más fielmente refleja cómo va el negocio, se desploma un 47% hasta los 224 millones. La parte más positiva ha estado en la contención de costes, de más de cien millones, y "el desapalancamiento del balance para fortalecer el capital", según la explicación de NGB. La caja tiene ahora un activo total de 71.899 millones, un 5,6% menos.
Con 300 oficinas menos que en enero y 1.151 personas prejubiladas, los gastos de explotación retroceden un 13%. Aún lo harán más con el plan de bajas incentivadas que afecta a 350 personas. La morosidad, del 7,7%, está medio punto por encima de la media del sector. La cobertura de créditos fallidos es del 64%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de noviembre de 2011