Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Análisis:EL ACENTO

La NBA se dispara en el pie

Siempre pensamos que la NBA estaba en otra galaxia, un mundo ideal, repleto de figuras y glamour, donde el espectáculo estaba garantizado y el dinero corría a raudales. De repente, el sueño se ha convertido en una pesadilla. Los 450 jugadores y los propietarios de los 30 equipos que forman parte de ella no son capaces de ponerse de acuerdo en el reparto de unos ingresos anuales de 3.000 millones de euros. Unos y otros se han puesto farrucos y se han dicho de todo. Barack Obama, aficionado a este deporte, trató en vano de forzar un arreglo. Envió un mediador federal. No tuvo éxito. El presidente de Estados Unidos soltó una frase lapidaria: "Tengo cosas más importantes que hacer antes que mediar en un conflicto entre millonarios y multimillonarios". Cierto, pero solo en parte. De la NBA vive también un buen número de trabajadores, desde acomodadores hasta camareros, pasando por conductores, guardaespaldas, y hasta las célebres cheerleaders.

El sindicato de jugadores se estrelló contra el muro de los propietarios. Se disolvió para poder tirar por el camino de los tribunales, donde han presentado dos demandas y han anunciado que pedirán 4.500 millones de euros por daños y perjuicios.

A todo esto, los aficionados, a dos velas. La Liga tenía que haber empezado el 1 de noviembre. Un grupo de jugadores que se olieron la tostada ya compiten en equipos europeos, caso de Rudy Fernández, Ibaka, Splitter, Kirilenko, Deron Williams y Parker. Otros, cuando se hizo oficial que no se jugará antes del 15 de diciembre, se apresuran a seguir el ejemplo o sondean el mercado, caso de Kevin Durant o Nowitzki.

David Stern, un abogado que llegó al cargo ejecutivo más alto de la NBA en 1984, el año en que empezaron Michael Jordan, Olajuwon o Barkley, se enfrenta a un desafío crucial. Stern luchó en su momento contra lacras como la droga, las peleas y la conducta de los jugadores. Ha conseguido un torneo global y con una excelente imagen. Pero justo ahora, cuando se han revivido las batallas entre los Lakers y los Celtics, cuando Nowitzki y Dallas le han dado una nueva dimensión al título, cuando se debate sobre megaestrellas como Kobe Bryant y LeBron James, la NBA se dispara un tiro en el pie.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de noviembre de 2011