En tiempos de planteamientos ajedrecísticos, tácticas conservadoras y talentos encorsetados, el baloncesto del Madrid es una bendición incluso en los días malos. La pizarra de Laso propone duelos a tumba abierta donde prima la intención de meter más puntos que el rival antes que la idea de encajar menos que el enemigo. Ante el Charleroi, la tarde parecía destinada al paseo y acabó por convertirse en un martirio. Pero la intimidación de Ibaka y la decisión de Pocius sofocaron la rebelión de los belgas en un partido desatado. Un correcalles ofensivo sin orden ni concierto que cayó del lado madridista en los segundos finales.
El Charleroi visitaba la Caja Mágica con el cartel de víctima propiciatoria. Pero el Madrid, destemplado, confundió la velocidad con la prisa y el vértigo con la anarquía. En contra del guion habitual, el perímetro blanco firmó un inédito apagón (tres de 21 en triples) que obligó a improvisar soluciones. Mientras, Hamilton y Hill cosían a los blancos desde la línea de 6,75 (ocho de 13 triples al descanso) y Mallet aprovechaba la dispersión defensiva de los locales para penetrar con descaro.
REAL MADRID 93 - CHARLEROI 89
Real Madrid: Sergio Rodríguez (5), Suárez (4), Rudy Fernández (3), Mirotic (12) y Tomic (4) -equipo inicial-; Reyes (8), Pocius (20), Ibaka (12), Llull (6), Carroll (16) y Begic (2).
Charleroi: Mallet (15), Welsch (4), Hamilton (13), Shengelia (11) y Beghin (9) -equipo inicial-; Hill (18), Green (17), Riddick (2) y Oveneke (0).
Árbitros: Radovic (Cro.), Kalpakas (Sue.) y Lopes (Por.). Eliminaron por personales a Welsch (m. 33) y Hill (m. 36).
8.147 espectadores en la Caja Mágica de Madrid.
1º CUARTO 21-27
2º CUARTO 27-19
3º CUARTO 22-23
4º CUARTO 23-20
Laso reclutó a Pocius e Ibaka y la fórmula resultó. El alero lituano (20 puntos, cuatro rebotes y dos asistencias) encontró la mezcla ideal de velocidad y precisión y el pívot de origen congoleño cerró la fiesta en la pintura imponiendo su hercúlea presencia con cinco tapones. Entre ambos atajaron la rebelión belga.
El Madrid encontró un punto de pausa en su desasosiego con Sergio Rodríguez al mando de las operaciones y llegó con cierta holgura a los minutos finales. Ni el baile de técnicas que pitaron los árbitros, ni la lesión de Rudy Fernández, que abandonó la pista a pocos minutos del final quejándose de su rodilla izquierda, sacaron de pista al conjunto de Laso. El escolta será sometido hoy a pruebas para conocer el alcance de la lesión. El Madrid salvó una tarde complicada sudando tinta ante el rival menos esperado.
Por otra parte, Juan Carlos Navarro se convirtió en el máximo anotador de historia de la Euroliga con 2.716 puntos tras anotar 14 en la victoria (72-46) del Barcelona ante el Olimpia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de noviembre de 2011