Soy uno de los millones de españoles que no ha votado a Mariano Rajoy; no me gusta su estilo ni el de su partido, ni sus continuos silencios sin contestar a nada, sin propuestas, sin una palabra constructiva en los últimos años, cuando la crisis nos golpeaba con fuerza. Ha decidido esperar a que la crisis acabara con sus contrincantes, pero sin aportar nada.
Tampoco voy a mirar a otro lado ante lo que ha pasado el 20-N. El PP ha ganado las elecciones porque la mayor parte de los españoles lo ha decidido así. Le quiero desear lo mejor para arreglar las cosas. Le aseguro que millones de españoles ya llevamos haciéndolo mucho tiempo. Somos muchos los empresarios españoles que luchamos por no echar a la calle a nadie en estos momentos de crisis, que creamos empleo y queremos sacar este país adelante creando riqueza con la difusión de la cultura.
Espero que pueda enderezar la situación en la que nos encontramos, pero esta crisis se ha cargado a la mayoría de los Gobiernos de Europa y no ha hecho diferencias entre derechas ni izquierdas; por tanto, sería bueno que recordara que llega a La Moncloa por la misma razón por la que quizá su correligionario francés, Nicolas Sarkozy, perderá las elecciones y tendrá que abandonar el Elíseo, porque la crisis ha sido brutal y lo ha arruinado todo.
Y a mí me gustaría saber si Mariano Rajoy va a enfrentarse a los bancos, que son los verdaderos causantes de esta situación. Y si va a hacer algo para que dejen de desahuciar a las familias que no pueden pagar la diabólica trampa que les tendieron.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de noviembre de 2011