Tras semanas de rumores, la matriz de American Airlines se declaró ayer en suspensión de pagos para poder renegociar su abultada deuda y reducir la estructura de costes que le restan competitividad frente a las nuevas United y Delta. La socia estratégica de Iberia y British Airways asegura que la reestructuración no afecta a las operaciones normales de la compañía.
La primera consecuencia es que Thomas Horton, que en julio de 2010 fue nombrado presidente de AMR, asume el cargo de consejero delegado. "Tratamos de evitarlo durante los últimos 10 años", dijo este veterano. Pero los costes laborales, la crisis, el alza de la energía y el empuje de las compañías de bajo coste hacían la estructura actual "insostenible", remachó.
En números, la tercera aerolínea de EE UU suspende pagos con un pasivo de 29.550 millones de dólares (22.175 millones de euros). Sus activos rondan los 24.720 millones y tiene un colchón de liquidez de 4.100 millones. Era la única compañía del sector, junto a Southwest, que había evitado acudir a los tribunales buscando protección. Desde los atentados del 11-S, hubo 40 suspensiones de pagos.
Horton espera que la reestructuración esté completada en menos de 15 meses. Y dejó claro que no afectará al pedido de 460 aviones para modernizar su anticuada flota. Un pedido con el que rompió un cuarto de siglo de monopolio de Boeing, ya que 260 de esas aeronaves corresponden al consorcio europeo Airbus.
"Es un activo formidable de cara al ajuste", concluyó. De hecho, aunque habrá una optimización de la flota, el objetivo de la suspensión de pagos de AMR se concentrará sobre todo en renegociar con el sindicato de pilotos el actual contrato laboral, para reducir los costes en hasta un 15%. Los títulos de la matriz llegaron a caer un 85%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de noviembre de 2011