La foto de la ministra italiana de Trabajo, Elsa Fornero, reconociendo el "dolor psicológico" que la hizo llorar ante los periodistas a causa de los ajustes, ofrece la imagen de un político sensible y humano, a la que no estamos acostumbrados. Lo contrario de los semblantes duros y el aire de autocomplacencia con que se nos suelen anunciar aquí los recortes.
Puesto a buscar referente externo para su política económica, sería deseable que Mariano Rajoy mirara hacia Monti en vez de a Cameron. Todos plantean sacrificios, inevitables, pero el italiano proclama su distribución "de forma equitativa". "Es necesario que las medidas concilien rigor y equidad". "Haremos sacrificios", remacha el presidente Napolitano, "pero Italia repartirá. Es necesario que las medidas concilien el rigor y la equidad".
Para imponer sacrificios con legitimidad, Rajoy tendrá que hacerlo con equidad y ejemplaridad. Deberá perseguir implacablemente, como anuncia Monti para Italia, el fraude fiscal y reducir "profundamente" los órganos provinciales; pero Rajoy no se ha comprometido con lo primero y ha dicho que mantendrá las Diputaciones. Monti sube la edad de jubilación y aumenta el IVA, dos medidas a las que Rajoy se opuso en el pasado, al igual que a la subida de impuestos a los más ricos. Los ministros italianos se reducen el sueldo, mientras aquí el ajuste no llega a la política y los políticos. Monti explicará a fondo sus medidas a los ciudadanos.
Esperemos que Rajoy lo haga en cuanto se ponga a gobernar. Mantener los silencios del pasado sería letal para su liderazgo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de diciembre de 2011