Nuevos tipos de fraude en las relaciones comerciales con China, cometidos por parte de empresas ficticias o piratas informáticos que suplantan la identidad de las sociedades y desvían los pagos a cuentas ajenas, generan incertidumbre entre las empresas valencianas. El Instituto Valenciano de la Exportación (Ivex) alertó ayer de diversos tipos de fraude, entre ellos, la infiltración de grupos organizados de hackers en los sistemas informáticos de fabricantes chinos. Días antes de la realización de un pago, los compradores reciben un correo electrónico desde la dirección habitual de la empresa con la que mantienen una relación comercial, y en el mismo se les indica que existe un problema con la cuenta bancaria en la que normalmente reciben los abonos y dan otra cuenta.
El contacto que escribe el correo es el habitual, por lo que no levanta ninguna sospecha, pero una vez realizada la transferencia es prácticamente imposible recuperar el dinero.
Otra de las prácticas consiste en realizar una intención de compra de productos por parte de una empresa que resulta ser falsa, y cuyos supuestos responsables se ponen en contacto con los fabricantes a través de correo electrónico o fax, haciendo elevadas ofertas. El comprador acepta todas las condiciones que se le proponen sin apenas negociar -algo "prácticamente imposible" en ese país, hace hincapié el Ivex- y después invita a los responsables de la empresa vendedora a visitar sus oficinas en China para formalizar el contrato. Los estafadores alquilan oficinas para engañarles, desarrollan páginas web que dan soporte a sus actividades e incluso utilizan sociedades inactivas para mostrar sus informes económicos.
Tras la visita, al regresar a su país de origen, a los fabricantes les resulta imposible localizar a ninguno de los responsables de esta supuesta empresa china, que logra un beneficio de hasta 5.000 euros por cada empresa estafada. Además de los gastos de viaje de hasta 10.000 euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de diciembre de 2011