Hace años que Secundino Hernández (Madrid, 1975) vive indistintamente en Berlín o Madrid y en ambas ciudades trabaja en una pintura llena de homenajes a sus maestros. En Gracias por girar, que hasta finales de febrero se puede ver en la galería Heinrich Ehrhardt (San Lorenzo, 11 ), construye un nuevo relato a partir de la contemplación de lo que le rodea y a lo que su subconsciente guarda de los grandes maestros. Después de sus personales homenajes a Picasso, Gordillo o Picabia, el recorrido creativo de Hernández se detiene ahora en la obra de Velázquez, Goya, Giacometti o Turner. Las paletas de pintura se mezclan con grafitis. Manchas de color y líneas de carbón hablan de mundos posibles e imaginarios a los que mirar con la vista girada. El artista quiere así que su obra se contemple no solo como la suma de logros sino como un apunte sobre sus planes futuros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de diciembre de 2011