En toda Europa vemos movimientos de malestar por los caprichos del capitalismo y de la politica. En Ámsterdam, Nueva York, Fráncfort y Tokio vemos protestas; en España los jóvenes en paro también se revuelven, en Reino Unido protestan por el derrumbamiento del sector público, la justicia y la democracia. En la calle los ciudadanos critican el crecimiento económico desigual y el hecho de que su voz no es escuchada.
A pesar de las diferentes culturas, todos luchan por el mismo motivo. Piden más atención en las diferentes economías sociales. Demuestran su malestar por el crecimiento del abismo entre ricos y pobres debido a las consecuencias del neoliberalismo. Además, ven cómo las élites políticas y económicas toman decisiones que dañan a millones de ciudadanos sin que estos puedan influir.
La nueva clase política cuida por los intereses y bienestar de los acaudalados mientras el interes general se descuida. Los ideales como justicia y democracia se han vuelto abstractos y confusos.
La discusión sobre como se podrá establecer una sociedad justa y democrática está en la calle.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de diciembre de 2011