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COLUMNA

Cayetano

Me he puesto al habla con el caballo de Cayetano Luis Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, conde de Salvatierra, y gestor de la Casa de Alba. En la polémica que han provocado las declaraciones del terrateniente, el ilustre equino mantiene una posición leal, muy equilibrada, pero sin renunciar a su propia perspectiva.

"Con Cayetano", me dice, "tengo una relación de mutuo respeto, desde que un día nos quedamos mirando y sentimos lo que Jean-Paul y Goethe: miedo de nuestro yo". Así, el corcel se muestra muy en desacuerdo con la primera de las afirmaciones del aristócrata: "Los jornaleros andaluces tienen pocas ganas de trabajar".

Veamos la opinión del caballo: "El punto de vista de Cayetano está muy condicionado por la altura en que suele moverse, adecuada para el ejercicio de la equitación, pero inapropiada para juzgar el proceder humano. Se lo he comentado en más de una ocasión: ¡Hay que bajar más a tierra, Cayetano! Y es que lo malo que tiene la tierra, el trabajo en la tierra, es que exige inclinarse, doblar el espinazo. La tierra está a ras de tierra. ¡Ojalá estuviese a la altura de una mesa! Otro inconveniente que tiene la tierra es que suele estar ubicada a la intemperie". Y añade el corcel: "Mi visión de los jornaleros es diferente. Es agradecida. Me alimentan, me cuidan, y de vez en cuando hasta me cantan o me cuentan algún chiste. No podría vivir sin ellos. Estoy más a su altura. Por decirlo así, mi mirada es más paisana que la del conde de Salvatierra".

En lo que está en total acuerdo es con la segunda afirmación de Cayetano de Alba: "Me gustaría vivir en la Edad Media". Veamos lo que dice el caballo: "Mire, a mí me gusta el tiempo que me ha tocado vivir. Pero en eso Cayetano habla con el corazón en la mano. Él es muy medieval".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de diciembre de 2011