Si hace dos décadas los iraníes eran los amos de los certámenes de cine y hace una década Asia le tomó el relevo, películas como Cuatro meses, tres semanas, dos días hicieron que la filmografía rumana se convirtiera en la nueva recién llegada al país en el que todos los programadores querían largometrajes. Poco a poco, la cartelera española va recibiendo esos títulos descarnados, de directores incisivos y dotados, algunos, de humor berlanguiano.
Pero no todo el buen cine rumano aterriza en España. Por eso, el Instituto Cultural Rumano organiza su muestra de cine en la Filmoteca Nacional. Hasta el 30 de diciembre. Cita ineludible para informarse de las nuevas tendencias en Europa, es decir, el triunfo de Rumanía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de diciembre de 2011