El PP no deja de vendernos la moto de que la gestión privada es más eficaz y por eso, cuando gobernaron, privatizaron la mayor parte de las empresas que antes eran públicas. Nos encontramos ahora con que la telefonía y la energía eléctrica están en manos privadas y yo no estoy contenta con la gestión que se está haciendo de estos recursos. La telefonía es cada vez más cara y reclamar algo ante una empresa de telefonía significa librar una batalla campal. Cuando hay una emergencia por alguna catástrofe natural, nos quedamos sin energía eléctrica durante días, porque las eléctricas no han invertido en la renovación de los tendidos.
Ahora quieren privatizar la gestión del agua, un recurso cada vez más escaso y vital para la supervivencia. En Francia ya lo hicieron y ahora van a volver a nacionalizarla porque las compañías privadas han hecho una gestión desastrosa y han dejado que la red se deteriora hasta límites increíbles. Y es comprensible, porque las empresas privadas solo tienen un objetivo: ganar dinero. Por eso, no quiero ni imaginarme lo que puede llegar a hacer el PP con la sanidad y la educación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de diciembre de 2011