El balonmano femenino español consiguió ayer en Brasil su mayor gesta, su primer bronce en un Mundial. Y lo hizo tras superar con claridad a Dinamarca (24-18), que no es precisamente cualquiera en este deporte: triple campeón olímpico (1996, 2000 y 2004) y mundial (1997), sus vitrinas guardan decenas de medallas en las citas más importantes. Tal vez por eso, las lágrimas del seleccionador, Jorge Dueñas, y de algunas de sus jugadoras, incapaces de controlarse al terminar el partido. O quizás, simplemente, liberaban el estrés acumulado, se dejaban llevar por la alegría, porque fueron cuartas hace dos años, el puesto más ingrato, y tan solo undécimas en el Campeonato de Europa de 2010.
"Silvia es de las porteras más bajas, pero la más grande", dice Vero Cuadrado
"Hemos sufrido muchísimo", decía Verónica Cuadrado, eufórica al otro lado del teléfono, nada más concluir el encuentro. Para la cántabra, una de las veteranas, 32 años, la clave del equipo es precisamente eso, que son un equipo. "No tenemos estrellas, tenemos grandes jugadoras, pero no son tan determinantes como en otras selecciones y tenemos muy claro que cada una aporta lo que sabe. Además, nos llevamos muy bien. El bloque es el mismo desde hace años...", explicaba.
El grupo ha demostrado también que sabe sobreponerse a las malas jugadas, como la derrota ante Noruega (campeona ante Francia (32-24) tras serlo olímpica y europea) en las semifinales. "Fue un mazazo", reconocía Cuadrado, "pero teníamos claro que son un equipo tremendo, con jugadoras increíbles. Hasta físicamente nos superaban. Jorge nos dijo: 'Tenéis que superarlo porque con Dinamarca ganará el equipo que más crea en ello".
A pesar de ese espíritu gregario, dicen los entendidos que buena parte de la victoria estuvo en las manos de Silvia Navarro. La portera no rozó las casi 30 paradas con las que asombró en los octavos de final ante Montenegro, pero su actuación resultó otra vez determinante. Como lo fueron los goles de Carmen Martín (10). "Silvia es impresionante. Es de las porteras más pequeñas del mundo, pero es la más grande", decía de ella su compañera. También es de las bajitas del equipo. Sus 1,69 metros contrastan con los 1,84 de la propia Cuadrado o los 1,90 de Patricia Elorza y, sobre todo, con sus colegas de otros equipos, auténticos armarios. Pero, al menos en este torneo, apenas se han notado.
Con este resultado la selección española supera su clasificación -fue cuarta en la anterior cita y plata en el Europeo de 2008- y sobre todo gana amor propio, autoestima, con vistas a la gran cita del próximo año, de los últimos cuatro: los Juegos de Londres.
Las chicas de Dueñas se jugarán el pasaporte olímpico en la próxima primavera en un torneo preolímpico que se disputará precisamente en España. "Tenemos muchas ganas. Este grupo se merece y necesita unos Juegos", concluía Cuadrado. Antes, fiesta en Brasil: "Iremos a cenar y seguro que nos tomaremos algo por ahí...".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de diciembre de 2011