Rajoy ha seguido en su línea habitual en su discurso de investidura, cuya tónica general ha sido la ambigüedad y ha seguido ocultando a los ciudadanos el contenido de sus reformas, de sus iniciativas y de sus medidas concretas.
Es una estrategia que ha convencido a sus votantes, que le han creído, como buenos creyentes. Ahora en pocos días podremos ver y tocar la cruda realidad y hoy se han esbozado algunos términos de la misma. Cuando Rubalcaba le ha hablado de cohesión social, Sanidad, Educación, Dependencia se ha salido por la tangente, igual que cuando le ha pedido qué edad se aplicará para la jubilación o en qué va a consistir la actualización de las pensiones, se van a subir las mínimas y las de viudedad.
En definitiva, asistiremos al fin de un modelo ejemplar del Estado del bienestar que tanto nos ha costado conseguir y al fin de muchas libertades individuales y de diversos colectivos. Es triste que nuestra democracia, por una ley electoral injusta, haya puesto en manos de un partido la posibilidad de una nueva dictadura, ya que tienen la mayoría absoluta sin tener más votos que el resto de los partidos. En definitiva, quieren diálogo, pero aplicarán el rodillo y tendremos muchos recortes. Hoy ambigüedad, mañana tijeretazos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de diciembre de 2011