En Sausalito, pueblo de variopintas casas flotantes (hay hasta un pastiche del Taj Mahal), José Mateos tiene amarrado un velero que comparte con varios socios. Así desconecta del ritmo frenético: en los seis años que lleva en San Francisco, a este informático formado en Telefónica le ha dado tiempo a poner en marcha dos compañías para ayudar a empresas españolas a implantarse en EE UU, y viceversa, constituir la Cámara de Comercio Española en California... Generoso anfitrión, conoce los bares de San Francisco que copan los premios internacionales, como Smuggler's Cove (http://smugglerscovesf.com), donde Martin Cate, una autoridad en el ron, sirve unas 200 variedades de añejo. Mateos no falta los lunes al micrófono abierto del Utah Hotel (http://theutah.org), en SoMa, destino de buscadores de oro y cabareteras a principios del siglo pasado, hoy templo del músico amateur. Para apuntarse, uno escribe su nombre en un papel y lo introduce en un sombrero. El bar pone la guitarra, el piano (la única condición es no tocar más de seis minutos) y una atmósfera de buen rollo. No menos pintorescos, The Saloon, de 1861, con el mejor blues en directo, o Zeitgeist, bar de moteros tatuados y 48 marcas de cerveza.
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de diciembre de 2011