Algo tiene el agua cuando la bendicen. Eso le pasa a Antonio Vázquez, presidente de IAG -resultante de la fusión de Iberia y British Airways-, para ser reconocido como uno de los principales ejecutivos españoles precisamente por su labor en la fusión de las dos compañías aéreas. Este cordobés de 60 años, de aspecto pulcro, pelo engominado, corbata ajustadísima y palabra afable, acostumbra a quedarse hasta última hora en los eventos, y si las cosas se animan, a soltarse por bulerías y tangos con maestría. Es también un hombre infatigable, buen negociador, que duerme poco y que, tanto en Iberia como antes en Altadis, acostumbra a trabajar en equipo. Todo eso le va a venir bien en este final de año, que se ha encontrado con la convocatoria de huelga por los pilotos, contrarios a la creación de una línea de bajo coste.
Miguel Ángel Noceda es periodista de EL PAÍS.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de diciembre de 2011