El anuncio de la congelación del salario mínimo interprofesional es el inicio de la cuenta atrás de la bomba que parece estar en marcha contra la clase trabajadora de este país y más en concreto sobre aquellos jóvenes que buscan su primer empleo.
En su programa de Gobierno, el PP proclamaba su intención de generar empleo centrándose en la población más joven, que sufre las tasas de paro más altas y que componen la mayor parte de los trabajadores que cobran o cobrarán el SMI. La idea de congelarlo no creo que aumente la tasa de consumo ni de producción de ellos, sobre todo con la perspectiva de verse a final de mes con 641,40 euros en su cuenta corriente, dinero con el que pagar las facturas del alquiler (de comprar olvidémonos), el agua, la luz, la comida, el transporte y, tal vez, un café entre semana.
Me gustaría proponer un pequeño ejercicio a los ministros, diputados, senadores y al presidente de la CEOE (que no se ha quejado en ningún momento en esta congelación) a que vivan con este sueldo durante unos meses o tan solo que reflexionen cómo podrían hacerlo sin todos los beneficios de los que disfrutan actualmente. Espero que con este ejercicio consigan parar el temporizador antes de que sea demasiado tarde.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de enero de 2012