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CÁMARA OCULTA

Sálvese quien pueda

No solo la crisis económica sino también los criterios de propietarios, a veces caprichosos o simplemente mercantilistas, cierran revistas, televisiones, editoriales, salas de cine... Ahora le ha tocado el turno a Cahiers du Cinéma. España, que tras casi cuatro años de existencia, ha debido desvincularse de la poderosa editorial Phaidon Press y de su dueño, el millonario Richard Schlagman, por diferencias de pareceres o de objetivos de rentabilidad económica. Se han roto las relaciones entre ambos, pero los intrépidos editores españoles se han lanzado al ruedo en soledad, manteniendo la personalidad de la revista aunque alterando el nombre de su cabecera. Ahora es Caimán, cuadernos de cine. Como es frecuente, algo debe de cambiar para que todo siga igual.

No es necesario compartir las opiniones de esta publicación para apoyar su existencia. Pero sí destacar el meritorio empeño que tiene en "no ser mera resonancia del mercado", sino aplaudir en su lugar las películas que sus críticos califican de invisibles, relegadas en muchos casos a festivales, filmotecas y museos, que no tienen, en fin, acceso al gran público. Cine de resistencia que, según opina en el primer número de esta nueva revista el redactor jefe del Cahiers francés, es aún posible "en medio de la desvalorización general del pensamiento y del gusto por el cine".

Cuadernos viene a sumarse así a la larga historia de publicaciones cinematográficas españolas que a lo largo del tiempo han intentado, y en algunos casos incluso logrado, ser testimonio y defensa de un cine de calidad que no pasa necesariamente por los éxitos de taquilla. El tiempo en bastantes ocasiones les ha acabado dando la razón, mientras que en otras tan fogoso entusiasmo juvenil no ha encontrado reflejo en la realidad, aunque tampoco el paso del tiempo es por sí mismo un juez indiscutible.

Las impuestas circunstancias actuales están dejando bajo las patas de los caballos a manifestaciones culturales, especialmente las que no se muestran sumisas; sin ellas acabaremos viviendo peor que antes, aunque los gobernantes o empresarios de turno no quieran entenderlo así. Sálvese quien pueda... ajo y agua y que apague el último. Cuadernos de cine se ha librado de momento de la quema, pero muchas otras manifestaciones similares se han consumido en el incendio. Malo es ver en llamas las barbas del vecino...

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de enero de 2012