"Vamos a actuar de manera absolutamente rigurosa y escrupulosa. Y desde luego si existe el más mínimo riesgo medioambiental el gas no se explotará", subrayó Garmendia. El Gobierno ya presentó a la Administración central un estudio de impacto ambiental cuando solicitó los permisos para la fase de exploración. Un estudio cuyas conclusiones son que los dos pozos no generarán ningún impacto en el subsuelo. "Estamos convencidos de que no hay ningún riesgo", dijo.
El principal foco de atención será el acuífero de Subijana que se encuentra entre los 500 y los 900 metros de profundidad. La fragmentación de la roca que contiene el gas natural para provocar su liberación tendrá lugar 2.000 metros más abajo, con lo cual, según Vicuña, "es absolutamente impensable e improbable que haya filtraciones" al acuífero del líquido a presión utilizado para dicha fragmentación. En Estados Unidos se está analizando un caso de posible contaminación en unos pozos en los que la fragmentación se realizó sólo a 100 metros. En otros 14.000 casos estudiados en Texas no se ha detectado "ni un solo caso de contaminación". El Gobierno detalló ayer el procedimiento que aplicarán en los dos pozos experimentales para fragmentar la roca que contiene el gas.
La técnica incluye la perforación máxima de hasta 5.000 metros, luego la fragmentación de diez secciones de 100 metros mediante pequeñas cargas de explosivo (diez kilogramos máximos) y finalmente la introducción a presión de agua con arena y aditivos (bactericida y ácido clorhídrico al 15% y queroseno) para sacar el gas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de enero de 2012