No me refiero claro a la España de la mayor parte de mis conciudadanos, sino a la de esos pocos que nunca pierden y siempre ganan. Leo que las grandes fortunas de nuestro país han crecido durante el pasado año casi un 7%, muy diferente a las pérdidas de la mayor parte de nosotros. Mientras las matriculaciones de automóviles normalitos han caído casi un 18%, poniendo al borde del paro muchos puestos de trabajo asociados a este sector, los de gran lujo han experimentado un increíble incremento del 83%.
Por eso, por lo bien que va esa España, me extraña mucho que todas las medidas y recortes de este nuevo Gobierno, e incluso del anterior, carguen la recuperación del país sobre los hombros de la otra España, la de los trabajadores y pensionistas, o sea las clases media y baja de este país. Algo falla cuando los responsables de esta crisis mundial, salen de rositas y ganan cada vez más mientras la factura de sus incompetencias la pagamos el resto, que somos la mayor parte del país.
No sé, pero me da la impresión de que algo y muy gordo falla, cuando salgo al volante de mi modesto Opel, veo muchos Mercedes, Lexus, Audi y BMW de alta gama y entonces las cuentas no me cuadran. ¿Hay tantas grandes fortunas en nuestro país? Creo que no, lo que ocurre que por algún lado debe aflorar esa economía sumergida que supone casi el 25% de nuestra economía y que campa por sus respetos, mientras que los diferentes Gobiernos miran hacia otro lado.
Para que España, la de todos, vaya bien necesitamos una reforma fiscal que no consista en subir impuestos indiscriminadamente, sino que garantice que todo el mundo pague lo justo sin excepciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de enero de 2012