Hace tres años, en una reunión del vestuario del Espanyol, cuando la crisis deportiva y económica era absoluta, se acrecentó el problema Tamudo. El ídolo de la afición era arrinconado por Pochettino porque entendía que le faltaba compromiso -el jugador pidió irse del club- y capacidades. Resulta que el excapitán -el brazalete se lo quitó el técnico- le despreció delante de todos. Sorprendido, Pochettino no replicó e Iván Alonso intentó conciliar. Pochettino, sabio y exigido porque el equipo no marcaba goles, olvidó el incidente y le dio una nueva oportunidad a Tamudo, también fallida. Pero fue el ejemplo de su manual, severo ante la falta de compromiso, flexible ante la necesidad. Ahora, asentado en el club, dirige a su antojo y ha perdido toda laxitud. Como con Kameni.
Comprende el entrenador que los noveles tienen más virtudes que defectos, que no dan problemas, tienen hambre y pueden pulirse. "Contar con los jóvenes es una filosofía. Me gusta trabajar con ellos por todo lo que aportan de ilusión y de compromiso, pero también soy consciente del punto de exigencia que hay que tener con ellos", señala Pochettino. Por eso tiene la plantilla más joven de Primera División, con una media de 24,6 años, con solo un jugador por encima de los 28, que es Pandiani (35).
El técnico se las tuvo con Moisés Hurtado, no quiso renovar a David García ni a Chica, tampoco apostó por la continuidad de Luis García... Desde que Pochettino llegara al banquillo el 20 de enero de 2009, del primer equipo solo quedan dos jugadores: el capitán Cristian Álvarez y Kameni, apartado. También, ha aplicado sanciones a Romaric y Thievy, que llegaron tarde a varios entrenamientos en este año. Y el Espanyol, funciona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de enero de 2012