Hace unos días el Banco Central Europeo (BCE) ofertó cerca de 500.000 millones de euros al 1% de interés a las entidades financieras, o sea, mercados, precisamente las causantes de esta crisis, para insuflar liquidez a las mismas y que otorguen los créditos a empresas y privados que, hasta ahora, aun a pesar de las grandes cantidades de dinero público que han percibido en concepto de rescates se han negado a otorgar, quizá por no parecerles demasiado rentables. En su lugar, mejor comprar deuda pública a un alto interés del 5% o 6%, y con total garantía de percibir el principal con sus intereses, sin riesgo alguno; la reforma constitucional así lo estipula: el pago de la deuda pública gozará de prioridad absoluta. Por este camino lo único que se consigue, cual nudo gordiano, es acrecentar aún más el cáncer que se dice pretender combatir: la deuda pública. La pregunta resulta evidente: ¿Por qué el BCE, banco público, no ofrece esa ingente cantidad de dinero directamente a los Estados miembros al 1%, para revitalizar la maltrecha economía, crear empleo, poder mantener así el Estado de bienestar evitando recortes y de paso reducir el déficit? ¿A qué intereses ampara el Banco Central Europeo? Desde luego, no al de los ciudadanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de enero de 2012