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Necrológica:

Javier Ciézar, un líder de la patronal del campo andaluz

Defendió durante años los intereses de los agricultores

Ha sido un histórico de la representación agraria en Andalucía. Un enamorado del campo, un filósofo de la tierra, un tímido de natural sereno, apacible y socarrón, poseído por un finísimo sentido del humor, y un negociador enérgico, contundente e incansable cuando estaban en juego los intereses del campo andaluz. Y de ello supieron, y bien, comisarios europeos de agricultura como Franz Fischler o Marian Fisher Böel, con los que discutió hasta la extenuación cuando consideró que las reformas europeas perjudicaban a los agricultores andaluces.

El campo andaluz está de luto con la muerte, ayer, de Javier Ciézar (Álora, Málaga, 1941), quien durante años fue presidente de Asaja Andalucía, y hasta hace unos meses dirigió la organización en Málaga ("a mi edad, decía, no se entiende que esté al frente de un colectivo que se denomina de jóvenes agricultores"). Fue el fundador de la Asociación de Agricultores y Ganaderos (Asaga), que se convirtió en Asaja tras su fusión con los jóvenes agricultores. Ejerció, además, como secretario general de la Confederación de Empresarios de Málaga, vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) desde 1988 a 2010, vocal de la Junta Directiva de la CEOE y miembro del comité ejecutivo de CEPYME.

Javier Ciézar no fue, sin embargo, un agricultor al uso. Hijo de un juez con destino en Sevilla, abandonó pronto sus infantiles sueños marineros (lo que de verdad le entusiasmaba era el mar), y se hizo abogado para no desairar a su padre. Pronto se trasladó a Málaga (el magistrado no quería que ejerciese en su jurisdicción), donde abrió despacho profesional, y compartió mesa con Juan Jiménez Aguilar, ex secretario general de la CEOE.

En 1974 entró a trabajar en la Cámara Agraria, labor que compaginó con la explotación de las 22 hectáreas de tierra del patrimonio familiar, lo que le convirtió en un experto productor de cítricos, y decantó su vocación, de manera definitiva, por el campo y sus problemas. De su inquietud e interés surgió su compromiso con Asaga, la primera organización patronal que nació para defender los intereses de los agricultores.

Se implicó, posteriormente, en la gestación de la Confederación de Empresarios de Málaga, y, sin abandonar nunca la defensa del campo, fue durante 22 años vicepresidente de la CEA, donde trabajó intensamente por la unidad empresarial y la defensa del agro andaluz en una larga etapa de reformas procedentes de la Unión Europea.

En mayo del pasado año decidió retirarse a descansar. Disfrutó entonces de sus paseos en barca por la cala de Vélez, del aire de su querido pueblo de Álora, de sus muchos amigos repartidos por las fincas de la provincia de Málaga; y disfrutó, sobre todo, del campo. "Al campo se lo debo todo", solía decir; "allí se disfruta de la soledad, y, aunque suene a cursi, me une al universo y me hace sentirme parte de él".

Los agricultores andaluces echarán de menos su sentido de la tolerancia, su campechanía, su filosofía de lo cotidiano, su sarcástico sentido del humor, y, por encima de todo, su fuerte compromiso y su pasión con la agricultura y la ganadería por las que trabajó con la sinceridad y la honestidad de las que siempre hizo gala.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de enero de 2012