El estudio de la humedad y el cambio climático, y el anuncio de graves sequías en el Mediterráneo, le ha valido al físico estadounidense de origen alemán Isaac Held (Ulm, 1948) el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en la categoría de Cambio Climático. El jurado reconoce "sus contribuciones, pioneras y fundamentales, en nuestra comprensión de la estructura de los sistemas de circulación atmosférica y del papel del vapor de agua -el gas de efecto invernadero más importante- en el cambio climático". El premio, creado en 2008, está dotado con 400.000 euros.
Held trabaja en el Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos. "En mis trabajos he buscado analizar cómo se mueve el agua en la atmósfera, y cómo el cambio climático altera estos patrones", afirmaba Held tras conocer el fallo.
Held calcula que, en la región mediterránea, en caso de no reducirse las emisiones de CO
2, la temperatura podría aumentar unos 3 grados en un siglo, lo que implicaría una importante reducción en las lluvias, entre un 10% y un 15%: "Esperamos una disminución gradual en las precipitaciones en el área mediterránea a medida que el clima se calienta", explica por correo electrónico. "Esto forma de un fenómeno global que yo describo así: las zonas húmedas se vuelven más húmedas y las zonas secas, más secas. Esperamos una reducción en las precipitaciones de entre el 5% y el 10% por cada grado centígrado de aumento de temperatura. Nuestra certeza en esta predicción es cada vez mayor, a medida que mejora nuestra comprensión de los mecanismos a los que obedece y que se basan en nuestros modelos climáticos".
Held aspira a "aumentar nuestro grado de certeza a la hora de predecir como cambiará el patrón de lluvias o de ciclones tropicales, por ejemplo, a medida que nuestro planeta se calienta". Sobre la validez de los métodos de estudio de la atmósfera, explica: "El crecimiento continuado de la potencia de los ordenadores, y de nuestra comprensión, hace que la calidad de nuestros modelos siga mejorando. Pero siguen quedando varios problemas muy difíciles. Los más importantes son la simulación de las nubes y cómo estas podrían cambiar a medida que aumenta el dióxido de carbono. Sigue siendo uno de los desafíos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de enero de 2012