Mi hija de cinco años ha escrito este año la carta a los Reyes ella sola. Puede que a algunos no les sorprenda, pero yo no quepo en mí de orgullo. Supongo que es porque es mi hija mayor, y todo resulta nuevo con la primera, pero verla allí pensando, pronunciando en voz alta y luego reflejando los sonidos que hacía en el papel, me dejó asombrada.
Y me hizo pensar en el importante y a veces poco valorado (sobre todo últimamente) trabajo de los profesores/maestros. Celia empezó el curso distinguiendo solo las letras del abecedario, y en tres meses ha aprendido a hilvanarlas y formar palabras... y poder leer... ¡leer!, algo imprescindible en su vida, algo que necesitará en cualquier aspecto de la misma, y es algo que no le han enseñado sus padres.
Pienso en lo complicado que ha tenido que ser enseñar a 25 niños de entre cuatro y cinco años a distinguir letras, sílabas, combinaciones y, por fin, las palabras... y me siento agradecida de que haya personas que dediquen su esfuerzo, su paciencia y su profesionalidad a mis hijas -que, por cierto, acuden a un colegio público-. Vaya mi agradecimiento a los maestros y profesores en general, y en particular al colegio Fernández Caballero de Murcia y todos los que allí cada día ponen su esfuerzo en hacer avanzar al mundo. A todos, gracias, gracias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de enero de 2012