El presidente Rajoy ha justificado la subida de impuestos alegando que nos hubieran obligado a tomarla y que, de no hacerlo, la financiación de la deuda sería más difícil y cara. Pero desde el año 2008 el deterioro financiero ha sido imparable, nos hemos gastado las reservas, se han reducido muchos gastos para invertirlos en frenar el paro. Creo que ante la situación tan desesperada para el grueso de nuestra sociedad, que se ha quedado sin liquidez, hay que preguntarse si dentro de dos o tres años la situación de recortes habrá agudizado mucho más la falta de liquidez, y entonces nos acusarán de haberla derrochado en el paro.
Hubiese sido deseable que la UE hubiese empezado a elaborar iniciativas conjuntas para activar la productividad. La UE nos indica, como ha dicho nuestro presidente, lo que hay que recortar, pero no hace nada para promocionar los recursos de cada país; tampoco nos dice cómo competirá con los países asiáticos, cómo piensa acercarse económicamente mejor a los países de América del Sur y norte de África. Cómo abrirá mercados para crear riqueza. La sensación de la población es que la UE nos indica cómo nos tenemos que administrar para que, dentro de tres años, alcancemos el déficit marcado, pero teme que al llegar ahí nuestro país haya quedado con una personalidad productiva muy poco interesante y poco competitiva.
Tal como se desarrollan los acontecimientos, nos preguntamos cuáles son las ventajas de la UE, si no nos protege del ataque sobre la deuda, practica permanentemente el acoso recortador y no elabora planes para la creación de riqueza. Es urgente que la UE se ponga a trabajar con el afán de potenciar la gran riqueza intelectual de Europa para poder medirse económicamente con Estados Unidos, China, Japón y las potencias emergentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de enero de 2012