Europa convulsa
Baila muy bien para no haber bailado nunca. A sus 69 años, Mario Monti pisa con fuerza en todos los escenarios de la política nacional e internacional. Hasta el punto de que está a punto de convertirse -si no lo es ya- en un referente político de la Unión Europea al mismo nivel que Nicolas Sarkozy y Angela Merkel.
El plan de Mario Monti de conceder más licencias de taxi para promover la competencia ha desatado protestas del gremio en Roma y otras ciudades. Los taxistas realizaron paros la semana pasada. El sector, uno de los más poderosos de Italia, ha anunciado una huelga para el 23 de enero.
Mario Monti se pasó ayer el día predicando en Londres el mensaje de que Italia es, ¿o habría que decir Italia vuelve a ser?, un país del que uno se puede fiar. Lo había proclamado primero, muy de mañana, a través de una larga entrevista publicada con calculado esmero en las fechas en el muy influyente The Financial Times, el diario británico más leído en el sector financiero.
Un Viktor Orbán sorprendentemente manso prometió ayer en el Parlamento Europeo una rápida solución a los problemas planteados por una Constitución y una legislación secundaria húngaras que han alarmado a buena parte de la Unión Europea.
La detención de cientos de contratistas que trabajaban para la misión diplomática de Estados Unidos en Bagdad, algunos de ellos de nacionalidad norteamericana, ha provocado airadas protestas por parte de Washington.
Más de 50.000. Ese es el número de vidas que se podrían haber salvado si la comunidad internacional hubiera reaccionado a tiempo ante la crisis humanitaria del Cuerno de África, según un informe publicado ayer por las ONG Intermón Oxfam y Save the Children.