Gustavo Adolfo Bécquer, una de las figuras más importantes del romanticismo español, escribió en uno de sus poemas este verso: "Mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!".
Este poeta del siglo XIX no creo que fuera un visionario, ni que estuviera muy comprometido con el cambio climático; me imagino que más bien pensaría que la poesía era algo eterno, al igual que la primavera que él conocía. Ahora en el siglo XXI estamos destruyendo nuestro clima, con la deforestación, los gases producidos por fábricas y medios de transporte, basuras y residuos en cantidades exorbitantes. Todo esto, desde luego, no parece muy poético...
Si nuestra sociedad se sigue empeñando, estoy segura de que conseguirá destruir la primavera que conoció Bécquer en su siglo XIX y, con ello, la poesía eterna que soñó para los siglos venideros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de enero de 2012