Hace seis meses, en los medios de comunicación se empezó a hablar de la grave crisis alimentaria del Cuerno de África, una dramática situación humanitaria que ha causado decenas de miles de muertos, la mitad de ellos niños menores de cinco años.
Casi un año antes se alertó sobre lo que podía pasar; sin embargo, la comunidad internacional ignoró las alarmas. La excesiva cautela a la hora de actuar hizo que la respuesta a gran escala llegara tarde, causando pérdidas de vidas y un coste de recursos evitable.
Según el informe Un retraso peligroso, elaborado conjuntamente por Save the Children e Intermón Oxfam, se podía haber evitado la muerte de más de 50.000 personas. Hoy día, 13 millones de personas siguen sufriendo los efectos de la crisis. Las alarmas también han saltado ya en África del Oeste, en la región conocida como el Sahel: una crisis alimentaria en ciernes amenaza a millones de personas.
Ante la gravedad de la situación, le pido al nuevo Gobierno que se comprometa a luchar contra el hambre, apoyando la Declaración para acabar con el hambre extrema elaborada por ambas organizaciones. Hay que evitar que se vuelva a repetir una situación como esta. España es reconocida como un país solidario y no podemos permitirnos perder esta reputación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de enero de 2012