Hoy he compartido mantel con otros cinco funcionarios, todos profesores de secundaria, y ninguno de ellos ha recibido nunca un regalo en razón de su cargo, de modo que miente Rita Barberá cuando afirma que "todos los políticos y funcionarios de este país reciben regalos".
Es discutible que el Gobierno de Zapatero recortase los salarios de todos los funcionarios en 2010 y, todavía más, que el Gobierno popular de la Generalitat Valenciana acabe de recortar los salarios de los profesores de centros públicos, pero lo que clama al cielo es que alguien cuyo sueldo sigue incólume, a pesar de haber contribuido a la quiebra de las finanzas públicas valencianas y de haber recibido regularmente bolsos de Vuitton en su condición de cargo público, se permita acusarles caprichosamente de cohecho.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de enero de 2012