Escuchar la voz de un contratenor es muchas veces una experiencia desgarradora. No porque tenga más facilidad para transmitir el sufrimiento, sino porque representa un tipo de canto de otra época que sobrecoge el alma. Con esa intención de sorprender ha programado el Real Coliseo de Carlos III de San Lorenzo de El Escorial un concierto de Carlos Mena que abre su ciclo vocal el sábado 4. Tiene Mena un recitado templado y una fuerza mística que aquí se muestra en todo su esplendor, ya que solo viene acompañado por Enrike Solinis, que va cambiando durante el recital de la tiorba a la guitarra barroca. El repertorio va de Purcell a Monteverdi y refleja en nuestros días una técnica vocal que nos muestra a hombres cantando con tesituras de mujer en una labor de control infinito de la voz. Escuchar a Carlos Mena es dejar volar la imaginación y ver en el escenario a cualquier monje solitario buscar a Dios entre las arcadas de piedra de un monasterio perdido en las montañas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de enero de 2012