El presidente de la empresa auditora Arthur Andersen, Joseph Berardino, ha renunciado a su cargo como consecuencia de las presiones desatadas por la implicación de la empresa que dirigía en la quiebra de Enron. Andersen ha sido inculpada por el Departamento de Justicia estadounidense por obstrucción a la Justicia en el caso Enron.
"Sentí que tenía que dar este paso para decir que somos serios y que somos una empresa que merece continuar aquí en Estados Unidos. Mi permanencia sería un impedimento para salvar a la firma" que tiene 85.000 empleados en todo el mundo", aseguró anoche Berardino en una entrevista que concedió a la cadena de televisión CNN. Berardino espera que su "sacrificio" facilite la retirada de las demandas que la Justicia de EE UU ha presentado contra la auditora.
Hasta el momento no se han anunciado dimisiones de otros cargos inmediatamente inferiores al de Berardino, pero fuentes de la empresa han indicado que éstas podrían ocurrir en los próximos días. La amarga medicina de la dimisión fue recetada por el ex presidente de la Reserva Federal estadounidense Paul Volcker, quien dijo que los principales ejecutivos deben retirarse para despejarle el camino a una junta de siete directores.
Salvar la compañía
El ex presidente de la Reserva Federal fue contratado en enero pasado por la dirección de Arthur Andersen para hacer un estudio y recomendar cambios que permitieran la supervivencia de la compañía. Fuentes judiciales manifestaron que el principal objetivo de Volcker es conseguir que el Departamento de Justicia retire la demanda por obstrucción a la justicia. El ex presidente de la Fed manifestó que un acuerdo con el Departamento de Justicia podría salvar a la compañía, que hasta el escándalo era una de las más importantes del país.
Refiriéndose a Berardino, Volcker ha expresado que "piensa que con su renuncia se aclarará el ambiente y se facilitará la recuperación de Arthur Andersen bajo una nueva administración".
Andersen realizó las auditorías de Enron sin revelar los problemas financieros que llevaron a la empresa comercializadora de energía a declarar la bancarrota, en diciembre pasado, en el mayor escándalo corporativo de EE UU. Como resultado de la controversia y el desprestigio resultante, Andersen comenzó a perder clientes en todo el mundo y muchas compañías con las que había formado empresas mixtas en el exterior exigieron la disolución. La bancarrota de Enron arruinó a miles de sus empleados que habían invertido sus ahorros y fondos de jubilación en acciones de la empresa.
Batalla legal
Sin embargo, diversos analistas de la industria han manifestado que la renuncia de Berardino y la probable de otros ejecutivos, tal vez no logre salvar a la empresa y que no satisfagan al Departamento de Justicia por cuanto hasta Andersen no ha indicado que haya cambiado su comportamiento.
La limpieza jerárquica iniciada por Andersen con la renuncia de Berardino coincide con la decisión de los accionistas de Enron de librar una batalla legal contra bancos vinculados a la empresa comercializadora de energía.