La familia Ruiz-Mateos está estudiando diversas alternativas para satisfacer a los inversores que han comprado pagarés y participaciones, según ha asegurado la empresa en un comunicado remitido hoy. De esta forma, apuntan que la situación preconcursal en la que se encuentran algunas de las compañías de Nueva Rumasa no exime del compromiso de pago a sus inversores. Ya hay cuatro empresas propiedad de Ruiz-Mateos que están en concurso de acreedores. Las empresas Cacaolat, Clesa, Carcesa y Dhul son las cuatro firmas de Ruíz-Mateos que se encuentran en la antigua suspensión de pagos.
Unas medidas para tratar de cumplir la promesa que hizo Jose María Ruiz-Mateos en la primera rueda de prensa donde se dió a conocer que el imperio de Nueva Rumasa comenzaba a desmoronarse. "Si no devolvemos hasta el último euro a nuestros inversores, a las personas que en un gesto de bondad y de confianza nos han depositado sus ahorros, me pegaría un tiro en la cabeza, si es que la fe que profeso me lo permitiera", dijo ese día.
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Desde la empresa tratan de transmitir un mensaje "tranquilizador" a las personas que han depositado su confianza y sus ahorros en las compañías del grupo. "Hemos dado nuestra palabra de que todos cobrarán y en esa labor estamos, esperando que en el menor plazo de tiempo podamos dar a conocer las soluciones alcanzadas", apuntan, aunque en ningún punto del comunicado desglosan las medidas a las que se refieren.
Un mensaje que llega en la jornada previa a la reunión de la Dirección General de Trabajo, el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), los sindicatos CCOO y UGT, y Nueva Rumasa para abordar una solución a la situación en la que se encuentran los trabajadores de las empresas de la familia Ruiz-Mateos.
Los trabajadores de las empresas se enfrentan a un futuro incierto, que depende de casa una de las compañías, ya que los retrasos en los pagos de los salarios y la situación laboral no son los mismos en todas las firmas. En las empresas de Nueva Rumasa ya se han tramitado tres expedientes de regulación temporal de empleo, para sus dos fábricas de Clesa (en Madrid y Pontevedra) y la de Helados Royne (en Leganés, Madrid).