Según ha indicado hoy el secretario general de la Agrupación de Empresas Cárnicas Exportadoras (Agemcex), Manuel González, las exportaciones españolas de productos cárnicos a Rusia ascienden a 400.000 kilos semanales, cifra que supone una "válvula de escape" para el mercado nacional, especialmente de carne de vacuno.
González ha solicitado que el Ministerio de Agricultura traslade a las autoridades rusas la importancia de conceder a los exportadores un tratamiento especial, debido a que "España está libre de fiebre aftosa, y la Administración aplica todas las medidas y controles necesarios para evitar que entre la enfermedad".
El secretario general de la Agemcex ha ofrecido la colaboración de su agrupación con la misión oficial que partirá el próximo jueves hacia Rusia para intentar convencer a las autoridades rusas de que la carne española ofrece todas las garantías desde el origen hasta su envasado final.
También ha recordado que desde noviembre de 1997, los exportadores españoles de productos cárnicos han vendido al mercado ruso cien millones de kilogramos y las expectativas de crecimiento son elevadas, ya que la carne ofertada por España se ajusta al tipo de demanda de los consumidores de este país.
España exportó a Rusia el año pasado carne y productos preparados por valor de 42,42 millones de dólares, volumen inferior a los 67,23 millones de 1999.
La mayoría de las exportaciones se encuentran bloqueadas
La mayor parte de las exportaciones comunitarias de carne se encuentra bloqueadas tras la decisión de Rusia de suspender las compras de vacuno, porcino y ovino procedentes de la UE, ha informado hoy martes un portavoz comunitario.
En concreto, el 94% de las exportaciones comunitarias de vacuno y el 73% de los envíos de porcino a países terceros han sido bloqueados, tras la aparición de la crisis de las vacas locas y la enfermedad de la fiebre aftosa.
Según datos de la Comisión Europea, las exportaciones de porcino de la UE se elevaron en el 2000 a 1,53 millones de toneladas, de las que 408.000 toneladas fueron destinadas a Rusia y 281.000 a Japón, países que han suspendido esas importaciones tras la aparición de fiebre aftosa en cuatro Estados miembros.
El principal destino de los envíos europeos de carne de vacuno y cerdo es Rusia, por lo que la decisión de Moscú podría tener repercusiones considerables sobre el mercado comunitario, en opinión de fuentes del sector.
El portavoz Gregor Kreuzhuber ha destacado, no obstante, que la prohibición decidida por Rusia es sólo temporal, ya que está prevista para un periodo de 21 días.
Según las cifras relativas al año 2000, las exportaciones europeas a ese país se elevaron a 300.000 toneladas de vacuno y 400.000 de porcino, aseguró la misma fuente.
Esas cifras corresponden al 40% de los envíos comunitarios totales de vacuno (700.000 toneladas) y al 30% de los envíos totales de carne de porcino (1,4 millones de toneladas).
En el caso del vacuno, los productores comunitarios se benefician de un régimen de intervención pública para la compra de los excedentes originados en el mercado comunitario.
En porcino, no existe tal intervención pública, sólo ayudas al almacenamiento privado de la carne que deben ser autorizadas por el Ejecutivo comunitario.
El portavoz recordó que ya se ha puesto en marcha la intervención clásica en lo que se refiere a la carne de vacuno con la compra de unas 150.000 toneladas a los productores.
La Comisión prevé además introducir en breve el nuevo régimen acordado por los Quince para la eliminación de los excedentes ocasionados a raíz de la crisis de las vacas locas, que ofrecerá a los Estados miembros la posibilidad de destruir las vacas mayores de 30 meses o proceder al almacenamiento de la carne con ayudas principalmente nacionales.
La prohibición rusa de importar carne de la UE amenaza con provocar una escasez sin precedentes desde el hundimiento de la URSS, en un país que ha perdido más de la mitad de su cabaña ganadera en los últimos diez años.
Según el director del comité comercial de la Unión Cárnica de Rusia, Víktor Yatskin, el bloqueo temporal "hará sentir lo que es una guerra comercial y recordar los tiempos en que había déficit de embutidos".
La prohibición, que siguió a otras anteriores más limitadas de importación de vacuno por el mal de las vacas locas, afecta no sólo a la carne de vacuno, ovino y porcino, sino también al pescado y a los productos marinos y lácteos.