La autopsia realizada al cuerpo de las dos mujeres apuñaladas el pasado lunes en la localidad barcelonesa de Lliçà de Vall indica que el homicida se ensañó con ellas, especialmente con la más joven, lo que hace pensar a los investigadores que pudiera existir entre ellos algún lazo familiar o sentimental.
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María Engracia A. V., de 54 años, y su hija Silvia C. A., de 32, fueron asesinadas con un cuchillo de grandes dimensiones en su domicilio, a unos 30 kilómetros de Barcelona. En un principio, los Mossos d'Esquadra apuntaron la posibilidad de que la causa del crimen fuera un robo, pues la casa estaba revuelta; la hipótesis pierde fuerza ahora porque no falta ningún objeto de valor de la vivienda.
Trataron de defenderse
Los cuerpos los halló a las 14.30 del lunes el marido de Silvia, un mosso d'esquadra que regresaba de comer a su casa, en el número 21 de la avenida de Catalunya de la citada localidad. El hombre vivía con su mujer, la madre de ésta y las dos hijas del matrimonio en una casa unifamiliar de dos plantas y jardín. María Engracia se había separado hacía unos cinco años, y residía temporalmente con su hija mientras se construía su propia vivienda.
La autopsia ha confirmado además que las dos mujeres plantaron cara y se enfrentaron a su agresor, o al menos trataron de defenderse, toda vez que sus cuerpos presentaban lesiones que podrían ser consecuencia de ello. La policía autonómica catalana está interrogando a los familiares y allegados a las dos mujeres tratando de hallar alguna pista que confirme la hipótesis de que se trata de un caso de violencia doméstica, aunque sin descartar que pudiera ser un robo.