El desasosiego de la sequía ha alcanzado las alcobas catalanas: el 42,3% de los ciudadanos señala la falta de agua como su preocupación principal, muy por encima de cualquier otro factor, según el barómetro de mayo que ha presentado el Centro de Estudios de Opinión (CEO). "Es una cuestión circunstancial pero demuestra el impacto de la falta de agua entre la población", ha estimado el director del CEO, Gabriel Colomé. Éste ha asegurado que la encuesta fue condicionada por la coyuntura del momento. El panorama de la primera quincena de abril, cuando se telefoneó a los 2.000 entrevistados que integran la muestra, era especialmente agitado: fue la eclosión del debate sobre el trasvase del Segre, finalmente descartado. En consecuencia, la fotografía que ilustra el sondeo ha quedado "distorsionada" por la falta de agua, ha indicado Colomé.
El tapado que subyace en el barómetro es la cuestión económica, que se consolida como elemento de recelo para el 20,4% de los catalanes. Una cifra mucho menor a la relativa a la del agua, pero que afianza la cuestión económica en los dolores de cabeza de los catalanes. "Con el agua pasará como con las infraestructuras. En el próximo barómetro desaparecerá del podium", ha explicado el director del CEO. Las dudas sobre las infraestructuras alcanzaron su cénit en noviembre de 2007 (34,6%) gracias al caos propiciado por las obras del AVE. En el barómetro de hoy, alcanza el 12,2%. La incertidumbre sobre el frenazo económico (20,4%), en progresivo aumento desde octubre del año pasado, vino para quedarse.
De hecho, seis de cada diez ciudadanos señalan ya que la situación monetaria de Cataluña ha empeorado respecto el año anterior. Cuatro de cada diez, auguran que empeorará en los próximos 12 meses. El 39,4% admite que su economía personal ya se ha deteriorado respecto a 2007.