Aún no ha habido cargas policiales ni batallas campales pero la tensión en las fiestas de Gràcia se caldea noche a noche. Esta madrugada se ha repetido el patrón de los últimos desalojos: lanzamiento de botellas por parte de los juerguistas y porrazos de los mossos para dispersar a la multitud que mantiene la parranda hasta las 6.00 de la mañana. No hubo detenciones, pero dos mossos y un guardia urbano resultaron heridos ante la oleada de objetos volantes.
Los incidentes se acumularon en la plaza del Poble Romaní, última etapa del desalojo policial -va por fases: arranca en Rius y Taulet y zigzaguea hasta acabar en esta plaza- y zona de refugio para aquellos que no quieren concluir la fiesta. Tras un desalojo tranquilo, los renuentes a abandonar se atrincheraron en la plaza y empezaron la lluvia de botellas y latas contra los agentes. El desalojo culminó dos horas y media después de la hora oficial de cierre de la fiesta: las 2.30 de la madrugada.