Además, Rusia pedirá a otros 46 diplomáticos estadounidenses que abandonen el país antes del verano, según ha confirmado Philip Reeker, portavoz del Departamento de Estado. Si bien Reeker no ha dado una cifra exacta, otra fuente del mismo departamento ha precisado que serán 46, con lo que Rusia copia exactamente la decisión del Gobierno estadounidense.
Según la agencia Interfax, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha comunicado también que "se adoptarán otras medidas para poner freno a las actividades ilegales de los representantes oficiales de Estados Unidos en la Federación Rusa".
El encargado de negocios de EEUU en Moscú, John Ordway, fue citado esta mañana a la sede del Ministerio, donde se le presentó una "protesta enérgica por las actividades ilegales de una serie de representantes oficiales estadounidenses en Rusia".
La decisión del Kremlin de expulsar a cuatro diplomáticos norteamericanos se anunció un día después de que Washington declarara persona non grata a cuatro diplomáticos rusos y pidiera que otros 46 abandonasen el territorio estadounidense antes del próximo 1 de julio.
Las medidas adoptadas en Washington están vinculadas con el caso de Robert Hanssen, agente del FBI detenido el pasado 18 de febrero y acusado de espiar para la URSS y Rusia durante quince años.
El Ministerio ruso de Exteriores presentó al encargado de negocios estadounidense una "protesta enérgica por las actividades ilegales de una serie de representantes oficiales estadounidenses en Rusia".
El anuncio de las medidas de represalia se hizo en ausencia del presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien ha viajado hoy a Estocolmo para reunirse con los líderes de los quince países de la Unión Europea (UE).
"Respuesta inmediata"
En la víspera, el jefe de la diplomacia rusa, Igor Ivanov, había advertido de que la reacción de Moscú a la expulsión de los diplomáticos rusos por el Departamento de Estado sería "inmediata" y "adecuada".
Ivanov calificó de "gesto no amistoso que apunta a agravar las relaciones ruso-estadounidenses" la decisión de Washington y advirtió de que tendría "consecuencias negativas".
Al mismo tiempo, el ministro ruso de Exteriores dijo que espera que en Washington "no se imponga la línea y la lógica de quienes intentan llevar de nuevo a Estados Unidos a la guerra fría".
Ivanov recalcó que Rusia "defenderá de manera firme y consecuente sus intereses".
La reacción del Kremlin fue mucho más suave de la que adelantaron ayer fuentes de los servicios secretos rusos, que habían dicho que el Kremlin podría expulsar a "varios centenares" de diplomáticos estadounidenses.
"En los próximos meses nos podemos olvidar completamente de la cooperación entre los servicios secretos de Rusia y EE UU", ha afirmado hoy el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Serguéi Ivanov, en unas declaraciones a la agencia oficial Itar-Tass.
Ha añadido que "el actual escándalo de espías es un paso político, y no el primero, de la nueva Administración norteamericana y apunta a mostrar que ellos tienen músculos fuertes".
"Hace un tiempo (en EEUU) nos mostraban como un espantajo que ayuda a la proliferación de armas nucleares, ahora nos quieren mostrar como tontos e idiotas, al insinuar que 50 diplomáticos rusos andaban dando vueltas en torno a Hanssen", ha dicho el secretario del Consejo de Seguridad.
El intercambio de expulsiones de diplomáticos, o "guerra de espías", ha acaparado hoy las portadas de los principales periódicos rusos, que coinciden en que el escándalo es una suerte de tanteo entre la nueva Administración norteamericana y el Kremlin.
"El término guerra fría presupone cierta igualdad de fuerzas de los contendientes; en EEUU no pretenden ese estatus, sino que nos muestran cuál es nuestro sitio", afirmó hoy el diario Izvestia.