Por su parte, dos diplómaticos estadounidenses han llegado esta mañana a la isla china de Hainan para tratar de deshacer el conflicto originado después de que un avión espía norteamericano tuviera que aterrizar en ese lugar al chocar con un caza chino.
Bush ha dicho que estos oficiales se encuentran a la espera de que las autoridades chinas les permitan acceder al aparato y a su tripulación, al tiempo que ha expresado su deseo de que el Gobierno chino lo haga pronto.
Los oficiales tienen como misión negociar la liberación del aparato, que contiene equipos de vigilancia secretos, y de los 24 miembros de su tripulación, así como la entrada en el país de los materiales necesarios para repararlo en caso de que no pudiera despegar por sus propios medios.
Sin embargo, las autoridades chinas no permitirán que los enviados vean a la tripulación accediendo al avión hasta mañana martes, según ha informado el portavoz de la Secretaría de Estado, Richard Boucher. Así se lo han comunicado las autoridades chinas al embajador estadounidense en Pekín, Joseph Prueher.
Entre tanto, un portavoz del Ejército de Estados Unidos ha prohibido a las autoridades chinas que retienen el aparato en una base militar que entren en él, alegando que constituye en si mismo territorio bajo soberanía estadounidense, y las ha urgido a liberar el avión y a sus tripulantes. Fuentes militares de este país han admitido que nadie ha intentado abordar el avión hasta el momento.
Sin embargo, fuentes oficiales estadounidenses sin identificar han declarado que, según la última comunicación del avión espía siniestrado a las autoridades de EE UU, soldados chinos procedían en esos momentos al abordaje del aparato.
Postura de la Casa Blanca
La Casa Blanca había expresado, por boca de la portavoz del consejo de Seguridad Nacional, Mary Ellen Countryman, su deseo de que la crisis se resuelva cuanto antes, para que tanto el avión como la tripulación regresen a EE UU.
Pero el incidente ha llevado al presidente Bush a reunir a su Consejo de Seguridad Nacional para analizarlo. A la reunión han asistido los secretarios de Estado y de Defensa, Colin Powell y Donald Rumsfeld, y la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.
Countryman ha declarado que el caso no constituye una seria amenaza para las relaciones entre China y EE UU, porque ambos países han venido expresando su intención de profundizar en sus relaciones.
Enfado de China
China por su parte ha expresado su enfado por el choque aéreo que provocó el incidente. Según la versión china, dos cazas de este país se encontraban el pasado domingo de maniobras en su espacio aéreo cuando el aparato estadounidense, un avión EP-3 de vigilancia, se precipitó contra ellos. Uno de los cazas se estrelló contra el mar y su piloto falleció, según se ha sabido hoy.
Los estadounidenses, por su parte, claman que su avión se encontraba en espacio internacional, aunque cerca de la frontera china, cuando los dos cazas aparecieron por sorpresa ante él, y no pudiendo evitarlos, rozó ligeramente a uno de ellos, lo que le obligó a realizar un aterrizaje de emergencia. El Ejército estadounidense ha señalado las "agresivas tácticas de los pilotos chinos" como la causa más probable del choque.
La tripulación del aparato no ha sufrido ningún daño en el aterrizaje, según fuentes militares estadounidenses, pero no ha podido ponerse en contacto con el exterior del avión desde poco después de tocar tierra.