Los EE UU consumen el 25% de la energía total que produce el planeta. Tras la fuerte subida del precio del petróleo, y la negativa de la OPEP de incrementar sustancialmente su producción, Bush ha decidido echar mano de la riqueza subterránea del país.
Clinton se negó en su momento a hacerlo y por ello recibió numerosas críticas de la prensa estadounidense, que lo acusaba de una doble moral. Según los principales diarios de EE UU, el ex presidente pretendía que se consumiera el crudo de otros países durante 10 años y a la vez, contar con el petróleo nacional para mantener su hegemonía económica mundial durante tres décadas hasta encontrar energías alternativas.
El plan podría estrellarse en el Senado
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Ahora Bush quiere aumentar, a través de Alaska, el suministro de petróleo y gas natural. Lo ha conseguido por 223 votos frente a los 206 en contra. El intento de los demócratas de bloquear el plan podría cumplirse en un mes, aproximadamente, cuando el proyecto llegue al senado, controlado por ellos.
Pero de momento, se abre la vía para que las empresas petroleras tengan acceso a zonas vírgenes del estado de Alaska. Aún así, los republicanos han puesto límites. Sólo podrá llevarse a cabo la exploración en 800 hectáreas en una región que tiene más de siete millones de extensión.
De esta forma, el nuevo gobierno trata de convencer a unos y otros: no dañar el medioambiente, pero conseguir recursos propios para disminuir la dependencia de un producto cada vez más caro.