El ataque, en el que han participado, unos 20 cazas y otros 30 aviones de soporte, ha tenido como objetivo una instalación de radar, un puesto de comunicaciones y un silo de misiles iraquí.
Según el Pentágono, se trata de una ofensiva "inusualmente fuerte" en una zona del sur del país, dentro del área de exclusión bajo control de los dos países occidentales. Todos los aviones han regresado a sus bases sin novedad.
Aunque el Pentágono no ha proporcionado detalles sobre los posibles daños materiales o víctimas ocasionados durante el ataque, pero ha manifestado que ésta ha sido "una respuesta" a agresiones previas por parte de Irak.
Segundo ataque de la semana
Éste es el segundo ataque que los aviones británicos y estadounidenses realizan esta semana contra objetivos iraquíes en la zona de no exclusión. Ayer, Irak anunció que había rechazado esa ofensiva con sus baterías de misiles tierra-aire, obligando a "dar la vuelta" a los aviones británicos y estadounidenses.
Este tipo de acciones son habituales, pero en este caso el ataque ha sido de mayor intensidad, el más importante que se produce desde febrero. La operación ha sido aprobada por el presidente de EE UU, George W. Bush, que encuentra de vacaciones en su rancho de Crawford (Texas).
El pasado miércoles, el presidente iraquí Sadam Husein advirtió a EE UU y al Reino Unido que abandonasen la región para que "sus pilotos y aviones no fueran dañados por las armas de los guerreros de la libertad del gran Irak", en un discurso con motivo del 13er aniversario del final de la guerra entre Iran e Irak.