La sesión, considerada como rutinaria, tenía como objetivo establecer el procedimiento por el que Milosevic será procesado por crímenes de guerra, y permitir un intercambio correcto de documentos entre la acusación y la defensa.
Milosevic está acusado de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra por su actuación durante el conflicto de Kosovo en 1999. Su inculpación será próximamente ampliada para recoger su presunta responsabilidad de la guerra de Bosnia (1992-1995).
Al entrar los tres magistrados a la sala, Milosevic se ha puesto en pie y ha tratado de leer una declaración, lo que no ha sido autorizado por los jueces. Sin embargo, el ex presidente sí ha podido volver a recalcar que considera "una violación masiva de sus derechos" su detención en la prisión del Tribunal. Milosevic permanece encarcelado desde que fuera entregado a La Haya por el Gobierno serbio el pasado 1 de abril.
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Cortar el micrófono
En su primera declaración ante el TPIY, el pasado 3 de julio, el ex presidente adoptó una actitud de abierta confrontación contra el tribunal, al que calificó de "ilegal", y contra el juez que lo preside, Richard May.
El ex presidente basa sus acusaciones en el hecho de que él no tomó parte en la votación que dio lugar a su creación en 1993 durante la asamblea general de las Naciones Unidas.
Durante la primera comparecencia, los jueces tuvieron que cerrar el micrófono de Milosevic para impedir que diera un discurso político "que haría perder el tiempo a todo el mundo", según declaró May.