El presidente de EE UU, George W. Bush, ha defendido ante la Asociación de Fiscales Estadounidenses las últimas medidas antiterroristas de su Gobierno, como los tribunales militares, con el argumento de la guerra contra el terrorismo. "Somos una sociedad abierta, pero estamos en guerra", destacó Bush, quien respaldó la labor de su fiscal general, John Ashcroft, blanco de las quejas de organizaciones civiles y de algunos congresistas por una serie de medidas antiterroristas que, según opinan, suponen una violación de los derechos constitucionales.
"Más que presuntos criminales, son combatientes ilegales que quieren destruir nuestra forma de vida", señala George W. Bush
MÁS INFORMACIÓN
- Dick Cheney afirma que Osama Bin Laden se encuentra aún en Afganistán
- Tribunales militares secretos juzgarán en EE UU a los extranjeros acusados de terrorismo
- Los tribunales militares para juzgar a terroristas desatan protestas en EE UU
- El Congreso de EE UU exige un debate público sobre los juicios militares
- Gráfico animado:: La lista negra de EE UU
- Texto íntegro:: El sumario contra Bin Laden
"Si determino que los tribunales militares son precisos para la seguridad nacional, los formaremos", ha indicado Bush con firmeza ante la Asociación de Fiscales Estadounidenses. Por decreto, el presidente de Estados Unidos estableció el pasado 13 de noviembre la posibilidad de crear tribunales militares secretos, en los que se juzgaría sólo a extranjeros acusados de terrorismo y que serían formados por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
Precisamente, Rumsfeld ha dado hoy una muestra clara de apoyo a las medidas de Bush al decir que su país quiere ser el encargado de efectuar las eventuales detenciones de los líderes de Al Qaeda y de tener el control de los interrogatorios posteriores a los que sean sometidos. Washington "quiere tener el control" si Osama Bin Laden o el mulá Omar son capturados. "No queremos que el jefe de los talibanes o los dirigentes de Al Qaeda sean liberados o entregados a otro país para que sigan con el terrorismo", ha dicho Rumsfeld, para añadir que "haremos lo posible por tener acceso a esta gente, para interrogarlos y, si es posible, para detenerlos nosotros mismos".
Amenaza permanente
Estas medidas excepcionales han sido justificadas por el Gobierno ante la eventualidad de que se registren nuevos atentados terroristas -una amenaza que las autoridades consideran "permanente"- y también por la situación de guerra que vive este país.
Bush ha tratado de minimizar la trascendencia de iniciativas como, aparte de la detención de centenares de extranjeros por violar las leyes de inmigración y la posibilidad de que los investigadores escuchen las conversaciones entre abogados y sus clientes, el planeado interrogatorio de 5.000 hombres nacidos en Oriente Medio. "Les damos una oportunidad de participar en la guerra contra el terrorismo diciéndonos lo que saben", ha apuntado. No obstante, la Casa Blanca tuvo que salir al paso de las crecientes críticas en los países europeos sobre el establecimiento de los tribunales militares secretos y ha dejado claro que su uso sería "limitado".
Según el presidente, serían juzgados en estos tribunales "terroristas extranjeros que planeen o cometan asesinatos en masa. Más que presuntos criminales, son combatientes ilegales que quieren destruir nuestro país y nuestra forma de vida", ha señalado George W. Bush.
"Extranjeros enemigos"
En varias ocasiones, el presidente estadounidense ha insistido ante los fiscales en que, en estos momentos de "guerra contra el terrorismo", la amenaza llega de "extranjeros enemigos". "El enemigo nos ha declarado la guerra y nosotros no podemos dejar que extranjeros enemigos usen las libertades para destruir nuestra libertad", ha alegado Bush.
En la reunión anual de los fiscales federales estadounidenses, el presidente les dijo que están en la línea correcta de la "guerra contra el terrorismo" que se desarrolla en el interior del país y envió un mensaje de fuerte apoyo a su secretario de Justicia, John Ashcroft. "Aprecio su enorme liderazgo, es algo bueno para Estados Unidos", indicó el presidente.
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, tuvo que dedicar gran parte de su comparecencia diaria ante los periodistas a respaldar la labor del fiscal general y, en varias ocasiones, definió a la Administración estadounidense como "un Gobierno que ama las libertades".
Según una encuesta publicada por el diario The Washington Post, un 59% de los norteamericanos están a favor de los tribunales militares para extranjeros acusados de terrorismo y un 73% cree que es legal escuchar las conversaciones entre detenidos y letrados si hay sospechas de terrorismo. El sondeo demuestra que pocos estadounidenses están preocupados por la posibilidad de que los derechos civiles estén siendo amenazados, algo que, sin embargo, inquieta considerablemente a las organizaciones civiles y a los legisladores.