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SECUESTRO

Los empresarios españoles liberados en Georgia aterrizan en Getafe

José Antonio Tremiño y Francisco Rodríguez han llegado a las dos de esta madrugada tras hacer escala en Atenas

Los empresarios José Antonio Tremiño y Francisco Rodríguez han llegado a la 01.52 horas de esta madrugada a la base aérea de Getafe procedentes de Georgia, donde han permanecido secuestrados durante 373 días, muy cansados y "delgaditos" pero "felices" con la calurosa recepción que han tenido. Tremiño y Rodríguez han sido recibidos a pie de pista por sus familiares más directos y el director general de Asuntos Consulares, Fernando Alvargonzález, que les dedicaron un prolongado aplauso.

Cerca de un centenar de familiares, amigos y periodistas acudieron a la base, donde el avión procedente del aeropuerto de Tiflis (Georgia) tenía prevista su llegada sobre las 22.30 horas, pero que una escala técnica en la isla griega de Corfú y un viento desfavorable retrasó tres horas.

Tras saludar a todos los que habían acudido al aeropuerto, los empresarios, acompañados de sus esposas, explicaron en una breve rueda de prensa que estaban "felices" de haber vuelto, que querían vivir este momento y que preferían no comentar ningún detalle sobre los términos de su liberación.

Sin detalles de la liberación

"No podemos decir nada y no sabemos si la liberación ha sido porque se ha pagado un segundo rescate; ni siquiera sabemos si ha habido un primero", ha asegurado Tremiño. La familia explicó el pasado mes de octubre que habían pagado un primer rescate de 52 millones de pesetas y que los secuestradores les habían exigido otro de casi 48 millones para ponerlos en libertad.

Tremiño, afónico al igual que su compañero por las muchas emociones vividas desde el sábado por la noche, cuando fueron liberados, ha indicado que estos tres días les han provocado más cansancio "que todo el año de secuestro". Los empresarios han tenido palabras de agradecimiento para el Rey por su traslado desde Georgia en un avión militar Casa CN-235. Esto se debió a una gestión personal del monarca, que les ofreció esta posibilidad en una conversación telefónica poco después de conocer que habían sido puestos en libertad, y que ha permitido adelantar su vuelta en cuatro días.

El Rey, según han explicado, les dijo "en el mismo tono campechano, alegre y simpático que él tiene siempre con todos" que les esperaba "lo antes posible". También agradecieron especialmente su labor al encargado de negocios de España en Rusia y en Georgia, Manuel de Luna, al representante del Ministerio del Interior, Héctor Moreno, a la cónsul honoraria de España en Georgia, María Bragation, y a sus mujeres, todos ellos "con las narices de meterse en el laberinto del desfiladero de Pankisi", donde estaban secuestrados.

Sólo tres baños

Los empresarios han recordado que durante su cautiverio sólo les permitieron bañarse y afeitarse tres veces, por eso cuando el pasado sábado les dijeron que se aseasen pensaron que "algo pasaba", pero no estaban seguros de que "ese algo" fuese su liberación. Rodríguez ha sabido esta misma noche que es abuelo y ha conocido en la escalerilla del avión a su nieto, David, de 20 meses de edad, hijo de su único hijo, David, de 20 años, que le había ocultado su paternidad por miedo a su reacción.

"Con el nieto bien -ha señalado Rodríguez- pero hoy también me he enterado de algunas desgracias en la familia", por lo que, aseguró, su mayor deseo, igual que el de Tremiño, es celebrar la Navidad con sus seres queridos, incluso con un viaje, pero a sitios "más decentes" que el de su cautiverio.

Juan Rodríguez, hermano del secuestrado Francisco, ha señalado que todo se ha resuelto "porque estos 'cafres' -en referencia a su hermano y a Tremiño- tienen unas mujeres que valen su peso en oro y que han decidido echar para adelante y coger ellas las riendas del secuestro". Ha explicado también que cuando a comienzos de octubre el intermediario entre los secuestradores y ellos les había dicho que renunciaba a su cometido, comenzaron a recibir llamadas de los captores con amenazas de que les iban a cortar un dedo o una oreja. "En ese momento, ellas decidieron que tenían que ir allí a tratar con ellos directamente y a negociar la liberación y el resultado se puede ver", ha añadido.